jueves, 10 de enero de 2013

BIOMECANICA DE LA CARRERA




1. Recepción del talón en el suelo 


La carrera consta de dos fases fundamentales: una fase de apoyo en la que uno de los pies se encuentra sobre el suelo y el otro en el aire; y una fase aérea en que ambos pies están en el aire, a diferencia de la marcha normal en la que siempre hay un pie sobre el suelo. El pie inicia la fase de apoyo contactando normalmente con la parte posterior y externa de su talón y esto es común a todos los corredores, incluyendo a los pronadores. Por ese motivo en la zona del talón se encuentran dos huesos muy robustos y relativamente grandes: el calcáneo que haría el papel de forzudo y que tiene que la complicada tarea de encontrarse con el suelo, y el astrágalo, que es como el jinete que cabalgando sobre el calcáneo dirige la maniobra que el pie tiene que desarrollar para amortiguar el choque contra el suelo y va a ser en este momento y debido en parte en desajuste de la alineación de estos dos huesos cuando se van a desarrollar patologías como las talalgias y la tendinitis aquilea. Este primer apoyo del talón se va a ver reflejado en el desgaste de la suela de la zapatilla, así como la deformación del talón.


2. Apoyo completo del pie
 


Es el momento en el cual el pie se encuentra totalmente apoyado sobre el suelo; es precisamente cuando más estrés sufre el pie y el resto del aparato locomotor al tener que frenar parte de la aceleración que lleva nuestro cuerpo y contener además nuestro peso, que se ve incrementado varias veces por la energía del salto y la oposición que ejerce la superficie por la que transcurre la carrera. En esta localización el tarso, conjunto de 5 huesos pequeños formando pequeñas articulaciones que dotan al mediopié de fortaleza y elasticidad, cualidades necesarias para permitir al pie adaptarse a cualquier tipo de terreno. En esta fase de la carrera representa un papel primordial el equilibrio estructural del pie, así como la musculatura cuadricipital y tibial, ya que el músculo cuadriceps tendrá como cometido el frenado de la rodilla en su desplazamiento anterior, el tibial anterior para dirigir y ralentizar el aterrizaje del pie sobre el suelo, el tibial posterior para frenar la caída mediotarsiana, principalmente a nivel escafoideo, y la fascia plantar, cuyo grado de elasticidad amortiguará el impacto del pie y lo preparará para la fase de despegue. Las lesiones en este periodo de apoyo total van a ser, por tanto, distensiones musculotendinosas como la fascitis plantar, esguinces de tobillo, tendinitis tibial y peroneal, periostitis tibial, síndromes por fricción como el de la cintilla iliotibial y trocanteritis hasta distensiones en aductores y osteopatías de pubis etc. En la actualidad sabemos que el pie pasa de pronación fisiológica o normal a pronación viciosa o patológica a partir de los 10km de carrera, aproximadamente.





3. Despegue del pie
 


Es en este momento cuando el pie abandona su apoyo sobre el suelo gracias a una potente contracción del músculo triceps sural, gemelos y soleo. Es fácil entender que la principal lesión en este momento será la sobrecarga de los citados músculos así coma la inflamación del tendón de aquiles. Los huesos de larte delantera del pie, metatarsianos, a diferencia de los del talón y mediopie, son huesos largos y finos con mayor movilidad, ya que su función primordial será la de aportar aceleración en el momento del despegue, y será precisamente la desigualdad o desequilibrio de los metatarsianos lo que va ha originar irregularidad en el reparto de cargas con los consiguientes signos de dolor en forma de metatarsalgias mecánicas, compresiones nerviosas tipo Morton e incluso fracturas de estrés. 
Pronación


La pronación es un efecto fisiológico y necesario para que el pie disipe buena parte de la fuerza de la gravedad, aumentada por el impulso en la carrera y la adaptación a las irregularidades del terreno. Esta pronación, que puede acontecer tanto en la recepción de talón como en el apoyo completo del pie y en el despegue del antepié y que tiene unos grados fisiológicos, se convierte en una patología cuando supera esos grados, en torno a 6-8, y hablamos entonces de corredor pronador. Es importante cuando valoramos la biomecánica de un corredor, tengamos en cuenta la dinámica del mismo, su estado de laxitud, peso y superficie de entreno, variables importantes para elaborar un buen diagnostico sobre la pronación.