ANATOMIA
Y FUNCIÓN.
El
músculo tibial posterior forma parte del compartimento posterior
profundo de la pierna. Se origina en la parte posteromedial de la
tibia, la membrana intérosea y el peroné, y se dirige ya como un
tendón por debajo del maleolo tibial (cara interior del tobillo)
hacia su inserción en el escafoides tarsiano, dando expansiones
hacia cuboides, cuñas y bases de los metatarsianos segundo a
cuarto.
El
tendón del músculo tibial posterior tiene mucha importancia en la
función del tobillo, sus lesiones condicionan mucho la marcha, la
carrera y el salto. No es uno de los tendones que se afecten con más
frecuencia en el deporte, su lesión es menor que el tendón de
Aquiles y los peroneos.
El
tibial posterior tiene la función de inversión de la
articulación subastragalina, (es el principal músculo
antipronador) actuando como estabilizador dinámico del mediopié
contra el valgo y sujetando el arco plantar interno (contra el
aplanamiento del mismo). La afectación de este tendón provoca un
aplanamiento del arco interno del pie y un desplazamiento en valgo
del retropié.
Las
lesiones por sobrecarga son las más frecuentes de este tendón,
pueden ser debidas a caminar, correr o saltar (sobre todo salto de
altura).
Como
factor desencadenante encontramos una pronación excesiva de pie.
Los casos más avanzados en esta patología no solamente se ven en
personas con mucha actividad física (caminar, correr), sino que son
comunes en personas con otras patologías sistémicas como la
diabetes y la obesidad que favorecen el agravamiento de la lesión.
Se habla de Disfunción del Tibial Posterior para referirnos a este
problema.
En
la exploración física es constante el dolor a la palpación en
la región retromaleolar medial (cara interna) del tobillo con
irradiación hacia la inserción en el pie, a nivel de la
tuberosidad del escafoides.
En
casos avanzados de disfunción del tendón puede observarse
la “caída” del arco del pie, que se aplana y coloca el talón
en valgo (hacía dentro).
La
inversión contra resistencia es dolorosa o simplemente débil,
también puede ser difícil para el paciente ponerse de puntillas
si el caso es severo.
DIAGNÓSTICO
DIFERENCIAL
La
historia, la exploración y algunas pruebas complementarias nos
ayudarán a descartar otras causas de dolor medial del tobillo menos
comunes como:
Tendinopatía
del flexor largo del primer dedo y pinzamiento posterior del tobillo.
En ellas el dolor es más posterior, debemos explorar la flexión
del dedo gordo y es más frecuente en bailarinas.
Síndrome
del Túnel Tarsiano, hay dolor neuropático y alteraciones de la
sensibilidad a nivel de la planta del pie, requiere confirmación
con electromiograma.
El
estudio más preciso puede hacerse mediante Ecografía, Resonancia
Magnética, o ambas.
La
ecografía permite diagnosticar tenosinovitis, tendinosis y rupturas
del tendón. La resonancia da una visión más completa del pie y
el tobillo que es de gran utilidad para descartar otras lesiones.
TRATAMIENTO.
El
tratamiento inicial en casos de tendinosis sin ruptura ni alteración
de la forma del pie consistirá en utilización de plantillas
personalizadas con materiales adecuados para la practica deportiva
previo estudio biomecánico de la marcha, disminución o evitación
de las marchas y caminatas (puede recomendarse cambio de actividad en
piscina o gimnasio) y fisioterapia. En casos más complicados y
avanzados esta indicada la cirugía