viernes, 22 de marzo de 2013

TENDINOPATIA ROTULIANA


La tendinitis rotuliana es una de las lesiones mas frecuentes en el deporte. Como los atletas de saltos (longitud, triple y altura) desarrollan muy a menudo esta patología recibió el nombre de Rodilla del Saltador, aunque puede presentarse en otros deportistas. El término “tendinitis rotuliana” sigue siendo útil para entender que nos referimos a esta lesión, pero en la literatura médica actualizada se está abandonando, siendo más correcto hablar de tendinopatía rotuliana. Esto es debido fundamentalmente a que es una lesión por sobrecarga en la que la inflamación (a la que se refiere el termino tendinitis) no es muy evidente. Los cambios anatomopatológicos reciben el termino correcto de tendinosis. En muchas ocasiones si hay inflamación a nivel del peritendon que recubre el tendón, hablando entonces de una peritendinitis, siendo está de presentación más aguda y en deportistas más jóvenes habitualmente.
                                              
La presentación clínica es variable, habitualmente se caracteriza por dolor en la región anterior de la rodilla que al principio no impide realizar la actividad, pero a medida que pasa el tiempo, si no es diagnosticada y tratada, progresa de forma que el dolor se hace incapacitante, perdura después del ejercicio, y puede ser molesto incluso para realizar una vida normal, con dolor al caminar, bajar escaleras, estar sentado, etc... 

En la exploración física es constante el dolor en la región de la inserción del tendón rotuliano en el polo inferior de la rótula. El rango de movimiento y el aspecto de la rodilla son habitualmente normales. Si puede existir pérdida de masa muscular del cuadriceps si el proceso es de larga evolución.
Deben descartarse otras causas de dolor anterior de rodilla como las bursitis prerrotuliana e infrarrotuliana, la enfermedad de Osgood-Schlatter en adolescentes (patología de crecimiento), y sobre todo explorarse a fondo la articulación femoropatelar, valorar globalmente el miembro inferior y otras alteraciones biomecánicas que pueden afectar al paciente. Hay que ver si existen contracturas del cuadriceps o isquiotibiales asociadas, dismetrías y vigilar la dinámica plantar.

Las pruebas de imagen nos ayudan a estudiar mejor la lesión, pero no suelen cambiar el planteamiento terapéutico. La radiografía simple de rodilla con proyecciones anteroposterior, lateral y axial de la rótula, nos permite descartar la presencia de calcificaciones, valorar la altura rotuliana y la situación de la rótula con respecto al surco troclear.

El estudio más preciso puede hacerse mediante Ecografía y Resonancia Magnética.

                              
 
El tratamiento inicial y fundamental consiste en la modificación de la actividad, fundamental en todas las lesiones deportivas. El periodo de tiempo debe ser el suficiente para que remitan los síntomas y la vuelta a los gestos más perjudiciales debe ser siempre lenta y progre- siva. .

Pueden tomarse antiinflamatorios unos días si es muy aguda, existe mucho dolor o inflamación. Puede utilizarse el frío local también en fases iniciales y peritendinitis.

Haremos un estudio biomecánico de la marcha, generalmente a un patrón constante de de pronación, que provoca una rotación interna de la tibia provocando que el tendón rotuliano se tense en exceso. Fabricaremos un soporte plantar para controlar la pronción.

Es muy importante para resolver definitivamente la lesión el fortalecimiento controlado del cuádriceps, sin dejar de trabajar los músculos de la pantorrilla y el glúteo. Es necesario trabajar también la flexibilidad de isquiotibiales y cuadriceps.
Las terapia física, empezando con el masaje transverso profundo puede ser útil.
También hay estudios de tratamiento con ondas de choque y de infiltraciones con factores de crecimiento plaquetarios.