La
tendinitis
rotuliana es una de las lesiones mas frecuentes en el deporte. Como
los
atletas de saltos (longitud, triple y altura) desarrollan muy a
menudo esta patología recibió el nombre de Rodilla del Saltador,
aunque puede presentarse en otros deportistas. El término
“tendinitis rotuliana” sigue siendo útil para entender que nos
referimos a esta lesión, pero en la literatura médica actualizada
se está abandonando, siendo más correcto hablar de tendinopatía
rotuliana. Esto es debido fundamentalmente a que es una lesión por
sobrecarga en la que la inflamación (a la que se refiere el termino
tendinitis) no es muy evidente. Los cambios anatomopatológicos
reciben el termino correcto de tendinosis. En muchas ocasiones si hay
inflamación a nivel del peritendon que recubre el tendón, hablando
entonces de una peritendinitis, siendo está de presentación más
aguda y en deportistas más jóvenes habitualmente.
La
presentación clínica es variable, habitualmente se caracteriza por
dolor en la región anterior de la rodilla que al principio no impide
realizar la actividad, pero a medida que pasa el tiempo, si no es
diagnosticada y tratada, progresa de forma que el dolor se hace
incapacitante, perdura después del ejercicio, y puede ser molesto
incluso para realizar una vida normal, con dolor al caminar, bajar
escaleras, estar sentado, etc...
En la
exploración física es constante el dolor en la región de la
inserción del tendón rotuliano en el polo inferior de la rótula.
El rango de movimiento y el aspecto de la rodilla son habitualmente
normales. Si puede existir pérdida de masa muscular del cuadriceps
si el proceso es de larga evolución.
Deben
descartarse otras causas de dolor anterior de rodilla como las
bursitis prerrotuliana e infrarrotuliana, la enfermedad de
Osgood-Schlatter en adolescentes (patología de crecimiento), y sobre
todo explorarse a fondo la articulación femoropatelar, valorar
globalmente el miembro inferior y otras alteraciones biomecánicas
que pueden afectar al paciente. Hay que ver si existen contracturas
del cuadriceps o isquiotibiales asociadas, dismetrías y vigilar la
dinámica plantar.
Las
pruebas de imagen nos ayudan a estudiar mejor la lesión, pero no
suelen cambiar el planteamiento terapéutico. La radiografía simple
de rodilla con proyecciones anteroposterior, lateral y axial de la
rótula, nos permite descartar la presencia de calcificaciones,
valorar la altura rotuliana y la situación de la rótula con
respecto al surco troclear.
El
estudio más preciso puede hacerse mediante Ecografía y Resonancia
Magnética.
El
tratamiento inicial y fundamental consiste en la modificación de la
actividad, fundamental en todas las lesiones deportivas. El periodo
de tiempo debe ser el suficiente para que remitan los síntomas y la
vuelta a los gestos más perjudiciales debe ser siempre lenta y
progre- siva. .
Pueden
tomarse antiinflamatorios unos días si es muy aguda, existe mucho
dolor o inflamación. Puede utilizarse el frío local también en
fases iniciales y peritendinitis.
Haremos
un estudio biomecánico de la marcha, generalmente a un patrón
constante de de pronación, que provoca una rotación interna de la
tibia provocando que el tendón rotuliano se tense en exceso.
Fabricaremos un soporte plantar para controlar la pronción.
Es muy
importante para resolver definitivamente la lesión el
fortalecimiento controlado del cuádriceps, sin dejar de trabajar los
músculos de la pantorrilla y el glúteo. Es necesario trabajar
también la flexibilidad de isquiotibiales y cuadriceps.
Las
terapia física, empezando con el masaje transverso profundo puede
ser útil.
También
hay estudios de tratamiento con ondas de choque y de infiltraciones
con factores de crecimiento plaquetarios.